
La disidencia LGBTI se ha caracterizado en el tiempo por llevar vidas y relaciones poco sólidas, en las que el sexo, -y esto que no suene a regaño- representa un amplio porcentaje del interés.
La otra parte de la disidencia, la que mantienen largos romances y convivencias, por lo general y en lo particular, procura llevar vidas miméticas, herméticas y poco sociables; provocando pues, una generalizada sensación que ratifica lo que la hegemonía (heterosexual) insinúa cuando propone, por poner un ejemplo, negarnos el derecho a adoptar niños.
La otra parte de la disidencia, la que mantienen largos romances y convivencias, por lo general y en lo particular, procura llevar vidas miméticas, herméticas y poco sociables; provocando pues, una generalizada sensación que ratifica lo que la hegemonía (heterosexual) insinúa cuando propone, por poner un ejemplo, negarnos el derecho a adoptar niños.